Sin embargo, los ordenadores no son más que una de las múltiples ayudas tecnológicas, la más reciente, sin duda, de entre las que se han hecho presentes en la escuela. Pero, como ha ocurrido con las que la precedieron -radio o televisión- el ordenador se ha introducido sin haber pensado previamente en las razones de hacerlo así, es decir, cómo se corresponde con las grandes metas de la educación y cuáles pueden ser los beneficios potenciales de su manejo. En una organización educativa bien planificada lo lógico es que todos los agentes que participan en ella: profesores, directores, padres y alumnos piensen con todo cuidado por qué se introduce una nueva tecnología y cuáles son las expectativas que se tienen sobre ella. La idea que está latente en este tipo de comportamiento irreflexivo es la de que la tecnología, por sí misma, cambia las cosas como por arte de magia. Es el mito de la tecnología mágica.
LA TECNOLOGIA ATRAE A LOS ALUMNOS Y LES HACE APRENDER DISFRUTANDO
Es verdad que los adultos confiesan muy a menudo, desde su propia experiencia, que aprendizaje escolar es, por naturaleza, duro y desagradable. Sólo recientemente van creyendo los educadores que el aprendizaje puede llegar a ser algo divertido. Curiosamente, el ordenador está rodeado de una aureola que lo convierte en un instrumento con poder de fascinación para todos los alumnos. Su presencia puede estar justificada porque los alumnos lo disfrutan, pero sentirse atraído por los ordenadores no significa necesariamente que los alumnos aprendan algo importante de ellos. Es el mito de la cibernética.
Fuente: http://www.educared.net/congresoi/docs/congreso-i/nuevapedag.doc
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